sábado, 18 de mayo de 2013

Mi mente prodigiosa



Hoy me he despertado más sabio. Ha sido así, por la cara. Comprendo, hablo y escribo un nuevo idioma. Vamos, un milagro asombroso que se vuelve a repetir. Porque algo similar ocurrió hace unos años. Y no solo a mí, también a vecinos y familiares de la zona donde vivo.

Solo se me ocurren 2 explicaciones: crecimiento espontáneo de cabeza o manipulación de la mente. Pero he realizado pruebas y todo sigue igual. Os preguntareis que método utilizo. Pues para estos casos tengo la herramienta perfecta: un jersey que mi abuela Florentina bordó para mí con tanto amor y cariño como torpeza. Siempre he pensado que mi yaya calculaba el diámetro de la cabeza con los besos indiscriminados que propinaba sobre ella. Pero al parecer se dejó alguna zona sin besuquear como demuestra el increible esfuerzo que tengo que hacer para encasquetarme el dichoso jersey. En definitiva, me lo he vuelto a probar (aún a riesgo de perder las orejas) y parece ser que continúa con el mismo grado de fricción que antaño.

Entonces, ¿cómo ha sucedido?. ¿Es posible que un Ser de otro mundo manipulara mi cerebro con un aparato para inocular nuevos datos?, eliminando algún recuerdo inútil y sustituyéndolo por valiosa sabiduría. Me refiero a un ser humano que viniera de otra dimensión, porque este nuevo idioma se habla en nuestro planeta y no creo que ningún alienígena lo conozca. Lo cierto es que no recuerdo haber olvidado nada y, si así fuera, vaya chapuzas sería para ser un Ser de otro mundo.

Hablando con más afectados del asunto comentan que los políticos son los culpables. Me parece una teoría aún más absurda que la mia, no les veo capaces de semejante prodigio. Bueno, no le daré más vueltas. Agradezcamos a quien corresponda estos nuevos conocimientos y, sobre todo, actualicemos el currículum vitae. Ya son 5 las lenguas que domino: castellano, catalán, balear, valenciano y, ahora también, LAPAO.


4 comentarios:

  1. (Espero que, como yo, tengas convenientemente activada la opción de recibir un aviso de los comentarios por correo electrónico)

    Ah, la nostra llengua. Si no me viniera tan bien para ahuyentar a los chismosos cuando hablo por teléfono en Granada y para aprender el resto de lenguas románicas, la condenaría de cabeza a la extinción, porque hace ya demasiado tiempo que trae más desgracias que alegrías.

    Y en efecto, todo por los políticos. Por todos ellos. Por el primer imbécil que quiso reivindicar los Países Catalanes como los moros reivindican Al-Andalus en pleno siglo XXI (las batallitas y reconquistas quedaron unos tres o cuatro siglos atrás, señores) y por el segundo imbécil que desde entonces declaró la guerra fría al vecino haciendo que ahora seamos incapaces de llamar las cosas por su nombre.

    Austria, Alemania y Suiza hablan alemán. Con sus distintas peculiaridades, pero hablan alemán. Les costará un poquito, pero se entienden cuando se hablan porque la base gramatical es idéntica.

    Cataluña, Comunidad Valenciana, Islas Baleares y una parte pequeñita de Aragón y Cerdeña hablan catalán. Y me importa un pito dónde narices se originara la maldita lengua. Al final ya me quedo con "catalán" para darles el gusto a los vecinos del norte y porque es más corto. Hoy no he podido entender a Tito Vilanova por la tele pero por la mala calidad del sonido. Pero vamos, de normal nos entendemos.

    ¿Deberían los austríacos y suizos anexionarse a Alemania? ¡Pardiez, no! Así empezó una guerra. Y aun sin guerra, ¿para qué? Con lo a gusto que están alemanes, austríacos y suizos cada uno a lo suyo.

    Entonces, ¿por qué narices yo, valenciana de nacimiento, tengo que aguantar las estupideces -y uso esta palabra por no decir tacos en blog ajeno- de ciertos políticos radicales imbéciles y ciertos borregos catalanes obcecados diciéndome que yo tengo que ser catalana? No, gracias.

    Yo deseo de todo corazón la independencia de Cataluña, si es consentida y una aplastante mayoría de su población así lo quiere. No creo que tengan que pedir permiso a nadie ni España se vaya a hundir -más- por ello. Pero también creo en el derecho de la Comunidad Valenciana para, como decimos en mi tierra, hacer lo que le salga de la figa.

    Mítines políticos aparte, vamos a verle el lado positivo: ser políglota siempre viste mucho el currículum, hombre. ¿Encima que nos van regalando idiomas nos vamos a enfadar? Espérate que no salga algún italiano diciendo que ellos hablan "cerdeño".

    Un saludo,

    Cristina

    P.D.: por si no te pasas luego a mirarlo: yo contesto siempre, siempre.

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    1. Vaya, lo que menos esperaba era enervar a alguien. Espero que solo sea un desahogo y no te hagas mala sangre, no vale la pena. Solo me tomaba a guasa la decisión absurda de ponerle otro nombre más a un mismo idioma. Me da igual como lo llamen, pero que no nos quieran tomar, una vez más, por tontos explicándonos que son diferentes.
      Por otra parte,¡pedazo de comentario me has puesto!. Muchas gracias. Espero algún día tener el tiempo y las fuerzas suficientes para extenderme así. ¡Casi que estoy por poner tu comentario de entrada y mi entrada de comentario! (es broma).
      Tengo los avisos de correo electrónico activados y también prometo contestar, aunque no será inmediatamente.

      Saludos.

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    2. No me hago mala sangre, descuida :). Simplemente que la tontería del nombre del idioma, al ser estudiante de traducción y estar en un ambiente bastante caldeado lingüísticamente hablando, es un debate al que ya estoy acostumbrada. Enervarme... Tampoco. Disfruto argumentando y discutiendo, es un vicio. Y hablando de vicios... ya leerás el sábado, ya.

      Ay, lo de enrollarme escribiendo no lo puedo evitar. No sabes lo que recorto mis propias entradas y aun así quedan demasiado largas. Créeme que no lo planeo; simplemente empiezo a decir... Y cuando termino, he escrito el Pentateuco. Me alegro de que no lo consideres un defecto :P.

      Un saludo,

      Cristina

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  2. Yo veo con mucha tristeza el empeño reiterado de enemistar pueblos y de querer tratarnos como a imbéciles. Desde luego que inventar nombres nuevos para un mismo idioma es otra de las muchas formas que han puesto en práctica ( y que seguirán intentando poner en práctica) de querer diluirlo. Pero confío en la cultura y la inteligencia de la gente que lo utiliza y lo aprecia. Me uno al club de los políglotas!!!!!

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