martes, 13 de mayo de 2014
Mejoremos la comunicación
Ya he mencionado algo en alguna entrada anterior acerca de las entrevistas que tenemos programadas, mi mujer y yo, en la consulta de una psiquiatra. Si mal no recuerdo, escribí sobre mi incapacidad para entender el porqué se me había recetado un bolso. Siento decepcionar a los que aún les ronde por la cabeza el citado enigma, porque no se ha desvelado, y creo que a este paso jamás se desvelará, el dichoso misterio.
Pero no todo lo que nos propone la Doctora son ejercicios surrealistas que han de acatarse con abnegación, también tiene sus momentos pedagógicos (suponiendo que lo del bolso no lo sea) y nos suelta alguna frase que nos ilumina el camino para lograr que mejoremos en nuestras relaciones humanas. Sí, sí, tal como suena. Y, además, invito a todas las mujeres del mundo a seguir su consejo; seguro que no les decepciona. Pero mejor nos ponemos en situación.
Andaba mi mujer contando que le incomodaba escuchar una frase muy repetida por un familiar que, curiosamente, pertenece al género masculino. En ese momento, la Doctora la interrumpió y nos dejó maravillados con su reveladora sugerencia.
- Mira -empezó diciendo a mi mujer- los hombres son muy básicos en la comunicación oral -al instante se giró hacia mí y casi se disculpó- Espero no haberte molestado con esta apreciación.
- No, no. Para nada -apunté con rapidez para que continuara con la confidencia. Sin entender cómo podía enfadarme ante esa enorme evidencia.
- Haz una cosa -prosiguió la Doctora, mirando de nuevo a mi esposa- dile a ese hombre que, por favor, deje de repetir esa frase. Que a ti te molesta mucho. Ya verás como, con un lenguaje directo, conseguirás que se dé cuenta del fastidio que te produce y deja de decirla.
¡Aleluya! ¡He aquí una mujer sabia! ¡Una mujer que comprende las limitaciones del género masculino! Y fíjate tú si es generosa, que comparte toda su sabiduría con cualquiera que la escuche.
Sí, me emocioné. Que queréis que os diga, no pensaba llegar a escuchar esas palabras surgidas de la boca de una fémina. Yo pensaba que nunca encontraría a una mujer dispuesta a facilitarnos la vida, que siempre esperarían a que adivináramos cómo se sienten con tan sólo fruncir el ceño o, peor aún, con suspirar. Y eso si tenemos la gran suerte de que, directamente, no nos demanden hacer algo cuando realmente esperan que hagamos todo lo contrario.
Ya, si los hombres ya sabemos que os comunicáis así, que, como soléis decir vosotras mismas, sois medio brujas. Pero, ¿tanto costaba llegar a la conclusión de la Doctora?, ¿valieron la pena tantos enfados, sencillamente, porque no somos capaces de intuir todos vuestros anhelos en un levantamiento de ceja?
Por favor, parad esta tortura inútil y evitarnos esas artimañas que no lleva a ninguna parte. Dejadnos claras vuestras intenciones desde un principio. Porque, seguramente ahí, a vuestro lado, hay un hombre estrujándose el cerebro, pretendiendo cumplir unos deseos que no es capaz de dilucidar.
No sé, igual estoy lanzando campanas al vuelo y todo esto queda como una anécdota intrascendente.
Sólo espero que corra la voz entre las mujeres y den un voto de confianza a las sensatas palabras de la Doctora. Y, a ser posible, que no ocurra lo mismo que les sucedió a otros personajes adelantados a su tiempo, que fueron repudiados por sus semejantes y muchos acabaron en la hoguera por herejes.
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Sí, la comunicación es algo que PUEDE resolver multitud de pequeños y grandes problemas, completamente cierto. También, según el tono, los puede crear. Incluso, según la naturaleza de lo confesado puede determinar una ruptura que quizá se podría haber evitado ocultando la verdad... ¿qué es mejor decir siempre lo que piensas o callar a veces? El exceso de sinceridad no siempre es la mejor opción. Muy complicado este asunto, muy complicado y no se resuelve con una regla general para aplicar en todos los casos, me temo.
ResponderEliminarLos malentendidos y las malas interpretaciones es lo que más disputas crea. A veces he pensado que se podría haber evitado alguna que otra guerra con tan sólo pronunciar unas palabras adecuadas en el momento justo. Porque una guerra básicamente es eso. El choque de dos ideas, incapaces de negociar para ponerse de acuerdo. Así, toda guerra empieza con una batalla perdida para cada bando: la del entendimiento.
ResponderEliminarVaya, no pensaba que esto de filosofar fuese tan fácil y gratuito. Intentaré no abusar.
Lenguaje oral básico ... Os funciona como anillo al dedo ...
ResponderEliminarSí, a mí también ma pareció muy acertada esa descripción.
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