sábado, 7 de septiembre de 2013
Pesadilla malsana
Como me gusta variar, voy a intentar divagar sobre algo triste. Va a costarme una barbaridad porque mi forma de ser me empuja a desdramatizar cualquier situación, pero intentaré provocarme una pequeña crisis para ver si así soy capaz de expulsar mis demonios. Igual hasta echo mano de alguna canción de reggaeton para martirizarme mientras escribo.
Hace días que no duermo como debería, y eso es raro en mí. Soy de esa clase de personas que, cuando se acuesta, tarda menos de un minuto en perder el conocimiento (el poco que retengo). Pero no descanso bien y tengo pesadillas. Siempre la misma, aunque con alguna variante. En mis sueños suelo conducir diferentes clases de vehículos, alguno tan extraño que aún está por inventar (lo dibujaré en algún papel por si me reservo la patente), y los acabo estrellando tras dar varias vueltas de campana.
Solo se me ocurren dos interpretaciones posibles.
La primera podría ser que, como he dejado el trabajo de transportista para engrosar las estadísticas de paro, mi mente se desahogue de forma visceral con lo que nunca ha podido hacer; es decir, que estampe los furgones, motos y coches que he conducido (o no, ya he dicho que algunos son inventados) en mi vida para romper con el hábito de ejercer la profesión. Esto sería una visión bastante positiva de la pesadilla, pues es lo que pretendo al dejar el trabajo, pero viendo que no puedo descansar correctamente me inclinaré por la segunda.
La otra alternativa me lleva a analizar el suceso de una forma menos alegre. Puede que el conjunto sea una imagen de mi situación actual. O sea, que he perdido la estabilidad laboral de casi veinte años trabajando ininterrumpidamente y sea consciente de que he elegido la peor época en la historia para intentar cambiar de sector. Toda esta negatividad ha de llevarme, irremediablemente, a estrellarme y quedarme tirado en cualquier cuneta. Como el intento de cambio es voluntario puede que represente de esta forma una especie de suicidio laboral.
Aunque esta última noche algo ha cambiado.
Estaba yo en mi sueño repartiendo unos paquetes por Barcelona con un viejo vehículo de empresa (esta vez no era mío) y solo me quedaban dos entregas para acabar la jornada. Paré delante del comercio, bajé de la furgoneta (creo recordar que era una SEAT trans) y entregué la mercancía. Esta maniobra, de tanto repetirla, soy capaz de ejecutarla en pocos segundos, pero al darme la vuelta el furgón había desaparecido; robado, seguramente.
Esta pesadilla si que creo interpretarla correctamente, porque ayer estuve en el INEM apuntándome al paro y me informaron que no voy a percibir un euro de prestación (una de las muchas razones por las que quiero cambiar de faena). El caso es que hace un año se anunció por los medios de comunicación, según me explicó la propia funcionaria, que el gobierno cambiaba la ley para que los autónomos pudieran cobrar la ayuda al quedar desempleados; pero como yo no había pagado un suplemento para cubrir ese gasto (que ya podrían haber mandado una carta o algo para avisarnos), no me lo podían dar.
Así que habré cotizado un porrón de años (como autónomo, claro) y continuaré sin haber percibido una prestación en la vida (igual si la palmo le queda una pensión de viudez a mi esposa, aunque siendo autónomo... no sé yo...). Por lo que deduzco que ese sentimiento de impotencia y desamparo que he experimentado en mi último sueño pueda ser debido a mi reciente visita gubernamental.
Bueno, como los sueños, sueños son, intentaré manipular mi cerebro para, justo en el momento del accidente o robo, cambiarme por la banda de reggaeton que estoy escuchando en estos momentos. Me he dado cuenta que esta clase de música no me pone triste, aunque creo que es capaz de corromper mi estado de ánimo hasta el punto de convertirme en un homicida de cuidado. Con un poco de suerte acaben estrellados o raptados y la pesadilla mute a sueño placentero.
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Yo también soy autónomo y además pagando el mínimo, por lo que no solo carezco de desempleo, también tendré la pensión más baja de la historia de España.
ResponderEliminarLo de las pesadillas aún no me ha llegado, y si es verdad que se forman en el subconsciente, esto significa que soy un insubconsciente, algo que ya sospechábamos todos.
Totalmente de acuerdo contigo. Tendrás la pensión más baja, porque los que vengamos detrás creo que ni la oleremos.
ResponderEliminarEspero que no sea muy grave eso de ser insubconsciente. Creo que no es mi caso ya que, si tampoco me funcionara el subconsciente, mi encefalograma sería plano.
Si tuvieras mi edad te diría que te piraras de aquí. Pero es que si la tuvieras ya te habrías ido. Y a ciertas edades no es tan sencillo como decir "Me voy, aquí os quedáis".
ResponderEliminarNo se me ocurre qué decirte, no sé qué se dice en casos como este. Pero si a música que no desanime vamos, prueba con Cascada e imagínate a una veinteañera cantando y bailando esto con un cepillo del pelo por micrófono :D.
http://www.youtube.com/watch?v=AV4smtJrIOM
Irse a otro país a trabajar me parece una de las decisiones más valientes que se puedan tomar y, aún superando mi cobardía, el caso se complica por las obligaciones y compromisos adquiridos.
EliminarY tampoco estoy tan mal. Por suerte soy una persona que necesita muy poco para vivir.
Y, por cierto, la moza del video tiene demasiado buen aspecto para hacer honor a su nombre.
Jajajaja :). Yo también creía que se llamaba así, pero no; es solo el nombre del grupo. Ella se llama Natalie Hurler. Y sí, está muy bien la muchacha, para qué lo vamos a negar.
EliminarAinss... Mucho ánimo, pequeño. Yo seguiré escribiendo tonterías para que, por lo menos, no te aburras. Un abrazo!