Seguramente este título no me vaya a resultar de gran ayuda, pero es que ya no sé qué hacer para conseguir una mujer. Mira que lo he intentado más de mil veces, pero no hay manera. No dejo de asomar todos los viernes noche por las discotecas y conozco a todas y cada una de las chicas solteras; el problema es que ninguna quiere conocerme a mí. Bailo como un poseso y me contoneo de forma sensual delante de todas ellas, pero creo que ni me ven.
Siendo plenamente consciente de mis problemas para conectar de forma visual con el sexo opuesto, he probado a congeniar con otra clase de chicas, pero empiezo a sospechar sobre la posibilidad de que tampoco sean capaces de escucharme. Todos los domingos salgo de excursión, como guía, con las juventudes de la ONCE y hasta la fecha no he conseguido entablar una sola conversación con ninguna fémina en la que me hicieran el más mínimo caso. Y eso que casi hablo gritando para solapar al resto de conversaciones, pero todas se han confabulado en mi contra y no piensan darme una mísera oportunidad de intimar.
Mi desesperación ha llegado a tal punto que no dejo escapar la más mínima oportunidad de acechar cualquier cosa que se parezca a una mujer. El otro día, por ejemplo. ¿Recordáis la noticia anunciada por todos los medios? Sí hombre, aquella que alertaba de que una terrible vampiresa andaba suelta por la ciudad. Pues hice todo lo posible por atraerla a mi morada.
Lo sé, soy patético. Pero si no hay mujer que me pueda ver ni escuchar, pensé que al menos una chupasangre me podría oler. Así que no dudé en afeitarme con agua muy fría y una cuchilla desechable, la combinación idónea para infligirme unos buenos tajos en el pescuezo. Luego, antes de que la sangre coagulara, me asomé corriendo al balcón, buscando la orientación adecuada para que el viento acariciara mi cuello y esparciera el aroma de mi globulina entre los edificios. Para mi sorpresa, acabé cautivando a una decena de hembras aladas, aunque no eran de la especie deseada. La ingente cantidad de mosquitos que acudieron a mi llamada me dejaron la tez con el mismo número de forúnculos que cuando contaba con quince años de edad. Y de la vampiresa ni rastro, claro.
¿Será posible que hasta los monstruos del inframundo me huyan?
Bien pensado, puede que al fin y al cabo haya sido lo mejor. Mira que si me acabo liando con una vampiresa y acaba conservando el mismo nivel intelectual que sus colegas, las mosquitas... Igual la frase "parecía una mosquita muerta" se refiera a las vampiresas. Vete tú a saber.
Qué frustración! Pobre! aunque estoy segura de la vampiresa es un poco más lista que las mosquitas, sólo que probablemente tenga problemas de olfato. No hay que dejar de perseverar.
ResponderEliminarLo primero, pedir disculpas por tardar tanto en responder. Me ha sido imposible hasta que han hecho efectivo el traslado de línea.
EliminarTengo la absurda teoría de que cuanto más interés pones en encontrar pareja, menos receptivo está el sexo opuesto. Es un hecho realmente curioso.
una buena forma de encontrar pareja es en una pagina de citas muchos alla el amor de esta manera cada vez esas paginas son personaliables y encuentras a la indicada
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